Te acercamos algunos consejos que se pueden poner en práctica rápidamente y que no solo harán un gran cambio en tu rutina, en tu bolsillo y en tu salud, sino que además contribuiran con la salud del planeta y de todos quienes lo habitamos.
Moverse inteligentemente
- Lo ideal sería ir a pie o en bicicleta al trabajo. O al menos si necesitas hacer combinaciones de transportes, el último tramo del trayecto hacerlo caminando.
- Tomar el transporte público y comprar los pases a granel para ahorrar dinero.
- Utiliza las escaleras y evita los ascensores.
- Ahorra combustible comprando coches menos potentes y manteniendo las ruedas bien hinchadas.
Si es inevitable tener que conducir, compartir el viaje o hacer grupos para viajar una vez en cada auto. - Elegir en lo posible vehículos de alquiler (taxis) híbridos.
Ahorrar energía
- Claro y conciso: Si no se está utilizando, apagarlo.
- Habilitar la configuración de ahorro de energía en todos los equipos.
- Desenchufar todo artefacto eléctrico que esté sin uso. Aún consumen energía incluso cuando están apagados (cargadores de teléfonos celulares, televisores, artefactos con luces parpadeantes, etc).
- Lo más barato y ecológico es abrigarse.
- Apagar el fuego antes de terminar de cocinar, ya que el calor permanece y los alimentos continúan cociéndose.
- Hay bombillas de luz que consumen menos energía y alumbran más. Quizás son un poco más caras, pero a corto plazo se recupera ese dinero y se ahorra más.
- No usar bolsas de plástico, para lo cual es conveniente volver a las bolsas del mercado que usaban las abuelas.
- Evita por completo los productos de PVC, contamina muchísimo en su fabricación, no es reciclable y libera sustancias muy tóxicas. El mejor envase es el vidrio retornable, luego los bricks y plásticos, y lo peor, las latas.
Vivir con salud
- Elegir alimentos que sean de producción orgánica, local y sostenible tanto para reuniones, comidas y eventos como para nuestra alimentación cotidiana. Parece más sencillo ir al mercado y listo, pero cuando se genera la red de proveedores de alimentos orgánicos vas a ver que no es tan difícil disponer de comida sana diariamente.
- Deshacerse de los productos de limpieza tóxicos y productos de higiene personal en las cocinas y cuartos de baño de oficina.
- Añadir plantas en el hogar y en los espacios de trabajo ya que filtran el aire.
- Recordar siempre que lo ecológico es más caro es porque los productos normales no pagan los costes ambientales. CONTAMINAR es GRATIS.
Consumir menos
- Dejar configurada la impresora con impresiones “doble faz”.
- Suscribirse a información electrónica en lugar de utilizar copias impresas: cuentas de teléfono, gastos generales, resúmenes de cuentas bancarias, resúmenes de tarjetas de crédito. Todo puede llegar por correo electrónico y así evitar el consumo de papel.
- Cambiar y volver a usar toallas y servilletas de tela en cocinas y baños.
- Discriminar los residuos y convertir los desechos de la cocina en compost.
- Ley de las 3 Erres: RECICLAR es bueno, pero es mucho más importante REDUCIR el consumo irresponsable e innecesario y REUTILIZAR los bienes.
- En cuanto al lavarropas, seleccione el programa de lavado corto, que gasta 60 litros de agua, contra los 100 litros de un programa largo.
- Tapar las cacerolas durante la cocción: consumirá menos energía.
- La heladera es uno de los artefactos del hogar que consume más electricidad. Hay que ubicarla a una distancia de no menos de 2 cm de la pared para permitir trabajar bien a los mecanismos de enfriamiento que se ubican en la parte posterior.
- Nunca tires al sistema de desagüe barnices, pinturas, disolventes, aceites o colillas.
Conservar el agua
- Raspar los platos en vez de enjuagarlos antes de ponerlos en el lavavajillas o en la pileta de la cocina.
- Al lavar la vajilla usada, no dejar correr toda el agua por el desagüe, de ser posible usarla para regar las plantas.
- Beber agua de la canilla (las botellas de plástico son una verdadera catástrofe medioambiental). Usar filtros purificadores de agua.
- Cerrar la canilla de agua al lavarte los dientes, afeitarte o enjabonar los platos.