Cuando Erik Lundberg se encontraba en la cima de una colina en Quebec, Canadá, preparado para batir el récord del mundo de descenso en skate, lo último que pensaba era en caerse de su longboard a velocidades de escándalo.
No había que pensar en otra cosa que no fuese dar unas fuertes patadas al principio, agacharse para adoptar una postura aerodinámica e ir a por el récord del mundo de velocidad en descenso.
Tras unos cuantos intentos de práctica, la leyenda sueca del longboard ya se sabía muy bien las trazadas y los lugares donde estaba el pavimento más liso para poder alcanzar la mayor velocidad posible. Hacia la mitad del recorrido, el desnivel era del 18 por ciento. Parecía que todo desaparecía y lo único que divisaba era el océano al final. Ya estaba listo, sólo hacía falta empezar.
“Necesitas ser honesto contigo mismo, mantener la calma y estar súper concentrado. Intentas no moverte nada, tienes que estar pensando completamente en el momento”, dijo Lundberg.
Cuando Lundberg llegó al final de la colina pasó por delante de la célula de velocidad a unos increíbles 130,63 km/h. Luego abrió sus brazos para ir frenando. Después de haber adoptado la postura más aerodinámica posible, su cuerpo rebosaba adrenalina.
“Cuando estás bajando quieres sonreír pero debes concentrarte y no moverte en absoluto. Una vez que has terminado es cuando lo puedes celebrar”, dijo el sueco.
En la bajada a velocidades de vértigo lo vital es mantenerse lo más quieto posible. En cada entrenamiento intentaba perfeccionar hasta el más pequeño detalle con el objetivo de ir más y más deprisa. La mayoría de las veces hace falta bajar en repetidas ocasiones para mejorar la postura. Sin embargo, Lundberg batió el récord en su quinto intento.
Batir el récord fue algo que le sorprendió, ya que tenía muchas cosas en contra. El tiempo, la humedad, y su equipo nuevo, todo esto podía haberlo frenado y quedarse con las ganas de marcar el récord. Por fortuna, las cosas salieron a la perfección. Ahora el sueco es oficialmente el hombre más rápido del mundo en descenso con skate.
“La adrenalina que recorre tu cuerpo es algo increíble. Estás vibrando con la tensión y la felicidad”, dijo una vez que había recuperado la calma.